Mi papá pasó cuarenta años detrás de un mostrador.
Cuando caminábamos por el barrio, todos lo saludaban. El chiste familiar solía ser que él era más famoso que el Papa. Y casi.
Con el tiempo entendí que ese mostrador fue su acceso al mundo, su google y wikipedia en versión analógica.
Y aunque creo que pudo hacer lo que se propuso en su vida, nunca soltó su origen inmigrante, ni su mantra: trabajar y trabajar para jamás depender de nadie.
Así que cuando decidí dar un cambio en mi vida, dejando mi exitosa profesión, y abandonar el mundo corporativo , toooodas sus frases, miedos y recomendaciones volvieron a mí.
Nada me hubiera gustado más que poder charlar con mi viejo, discutir obviamente y al final escucharlo decir " Vale! Haz lo que creas mejor, que todo va a estar bien".
Pero como mi viejo murió hace 20 años y yo no confío en los mediums, me quedaría sin saber si hubiera apoyado o no mi decisión.
Hasta que el último día en mi trabajo me comparten el nombre de la escribanía de la empresa para ir a firmar mis papeles de salida.
Y entonces sucedió.
Yo ya había estado ahí, muchos años antes, acompañando a mi viejo.
¿Cuáles son las probabilidades de que un inmigrante que trabajó toda su vida en una esquina de Caballito y una mega corporación multinacional francesa compartan la misma escribanía?
Pocas, muuuy pocas.
Mensaje recibido papá, gracias.
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1er relato para Taller de Historias
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